viernes, 1 de mayo de 2009


Cuando no sabes a donde vas, cualquier camino puede servir. Dan miedo los cruces de caminos. Da miedo partir. Da miedo volver. Las preguntas, las respuestas dan miedo. Si no sabes hacia donde vas lo mejor es dejarte llevar, como flotando en el viento. A veces hay que desprenderse del equipaje y como una pluma dejarse llevar por el viento como decía el poeta González Tanio para que a cada paso, un pasaje, una emoción o una contrariedad nos reconcilien con la vida pequeña y con su muerte pequeña, para que un día nos queden unos cuantos recuerdos. Para poder decir estuve en tal recodo. Para poder decir, estuve en tal pasión. Para poder decir que estuve en tal pueblo fantasma, en tal amistad haciendo tal cosa. Para poder decir YO estuve ahí. Para poder hacer todo eso es necesario no temerle a partir ni a volver. Porque estamos en una encrucijada de caminos que parten y que vuelven, si no sabemos hacia donde ir hay que dejarse llevar por el viento. El viento lleva y a la vez te trae. El viento nos puede llevar a lugares insospechados. Flotando en el aire están todas las preguntas y todas las respuestas. Flotando en el viento iremos a donde debemos ir.